lunes, 1 de septiembre de 2014

Marcelino Champagnat

El 12 de agosto de 1816 Marcelino Champagnat es nombrado vicario parroquial en el pueblo de La Valla-en-Gier, con una población de 2.000 habitantes dispersos en múltiples y lejanas aldeas por las faldas de la cadena de montañas del Pilat, en el Macizo Central. Inicia oficialmente su apostolado el día 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María. Pronto transforma totalmente la parroquia: predica, visita a los enfermos aún de las aldeas más alejadas, hace la catequesis a los niños, implanta la práctica del mes de María, distribuye libros para extender las buenas lecturas, combate el trabajo en domingo, las borracheras, los bailes. El 28 de octubre, en la alejada aldea de Les Palais, asiste en su lecho de muerte al joven de 16 años Jean Bautiste Montagne. Es entonces cuando se da cuenta de que Jean Bautiste nunca ha oído hablar de Dios. Al día siguiente, cuando regresa para contarle sobre Dios, descubre que el joven ya falleció. Esto lo decide a poner en práctica inmediatamente su proyecto de Hermanos para la educación a través del adoctrinamiento infantil. Inicia con un ex granadero del ejército de Napoleón, Juan María Granjon, de 23 años, a quien el Padre debe enseñarle a leer. Al poco tiempo, se le añade Juan Bautista Audras, de 15 años, y el P. Marcelino los instala en una casita alquilada, luego comprada con la ayuda del P. Courveille. (Éste, vicario parroquial en Rive-de-Gier a pocos km de La Valla, lo visitaba con frecuencia, de acuerdo con la promesa de Fourvière). Es el 2 de enero de 1817: fecha del nacimiento de la congregación de los Hermanos Maristas (Fréres Maristes). Champagnat les da el nombre de Hermanitos de María (Petits Fréres de Marie), en honor de la Sma. Virgen en quien ha depositado toda su confianza. En noviembre de 1818 funda la primera escuela en su pueblo natal, Marlhes. Y al año siguiente en su parroquia, La Valla. En adelante, los pedidos de nuevas fundaciones se harán tan perentorios, que en el lapso de 22 años, deja a su muerte 48 escuelas fundadas donde se educan unos 7.000 alumnos. María bendice igualmente su congregación con abundantes vocaciones. En el mismo lapso, Champagnat deja 280 Hermanos, más 49 que ya habían fallecido, y 92 que se había retirado. En tan pocos años, Marcelino Champagnat se prodiga sin medida: forma a los Hermanos, religiosa y pedagógicamente, funda y visita las escuelas, construye cerca de Saint-Chamond el vasto noviciado de Notre Dame de L' Hermitage (trabajando personalmente como albañil y carpintero), atiende la administración de lo temporal (con grandes problemas financieros), gestiona ante las autoridades de París la aprobación legal de su Instituto, entrevista a obispos, sacerdotes, alcaldes y otras autoridades civiles para asentar sus fundaciones escolares. Esta febril actividad se une a su gran espíritu de mortificación: viaja a pie o a caballo, ayuna con frecuencia días enteros para poder celebrar la misa, reza de noche y lleva la contabilidad y la correspondencia después de que todos se retiran a descansar.